PROHIBIDO PROHIBIR

Un nombre con historia

Cómo fue elegido el nombre de nuestra revista hace 20 años

Como ya todos saben Prohibido Prohibir es el nombre que adoptó nuestra revista desde hace ya una veintena de años, precisamente a partir de su tercer número.
La elección pudo haber sido otra, pero no. Fue el conjunto de los estudiantes que en ese entonces asistían a la institución quienes decidieron por votación que ese sería el nombre, que de allí en más, adoptaría su revista escolar.
El principio de esta historia se remonta, si mal no recuerdo, a 1990 cuando creamos el espacio llamado Taller de actividades expresivas, del cual resulté ser la profesora a cargo. En dicho taller se trabajaba en disciplinas tales como:
expresión dramática (teatro), expresión plástica y expresión literaria. Esta última se transformó rápidamente en un taller de redacción periodística por el interés de gran parte de los estudiantes en hacerse cargo de la redacción de la revista que los años anteriores había lanzado sus primeros números.
Así, la forma de trabajo integral que desarrollaba el taller en diferentes áreas resultó ser muy provechoso para la elaboración y producción de un objeto, como la revista, ya que abarcaba tanto la expresión literaria (poemas, cuentos) como la redacción (artículos y entrevistas) y expresión plástica (ilustraciones, diseño e ilustración de tapa, viñetas e historietas).

Tanto el contenido como las ilustraciones eran elegidos por los jóvenes que participaban de la revista.
Se hicieron encuestas, entrevistas a bandas de rock, adivinanzas y palabras cruzadas, recetas de cocina y crónicas de deporte y películas. Hubo producción colectiva de cuentos y una historieta policial, que aún recuerdo, cuyo guión e ilustración estuvo cargo de Martín Vaqueiros, alumno muy imaginativo y diseños de tapa todos hacían bocetos por lo cual en cada número había al menos treinta propuestas. ¿Cuál elegir? Decidimos que lo más democrático era votar, así que cada año se exponían sobre el pizarrón de la sala que hoy es SUM cada una de las ilustraciones y reunidos allí todos los alumnos votaban la tapa preferida. La ganadora resultaba ya sin discusión la que sería impresa en el próximo número.

Algo similar ocurrió con el nombre. Las dos primeras ediciones se llamaron Okey, pero en uno de los grupos del taller de actividades expresivas dicho nombre se puso en cuestionamiento por tratarse, según lo explicó un alumno de entonces, de una palabra en inglés, lo que le parecía inapropiado para una publicación escrita en castellano.
Hubo algunas discusiones y posiciones encontradas, sin embargo en lo que se estuvo de acuerdo fue en que si se elegía un nuevo nombre eso debería hacerse con cuidado porque no era posible cambiarlo cada año, ya que la revista tenía que tener continuidad e identidad.

Por ese entonces, conversábamos en el taller sobre temas diversos mientras se dibujada y pintaba y uno en particular interesó a un grupo de estudiantes: el movimiento hippie. Fue a partir de ello, que hablamos sobre la significación de las frases “Flowerpower”, “Hacé el amor, no la guerra” y otras tantas que ya no recuerdo. Una cosa trajo a la otra y continuamos conversando de los años ’60, de los movimientos juveniles como el del mayo francés y sobre cómo este movimiento también tuvo sus frases y consignas que referían a la libertad.
Para mi sorpresa, en una clase posterior Diego Bonafine, alumno de aquel entonces, apareció con muchas frases del mayo francés entre las que destacó prohibido prohibir. En realidad, la frase original que fuera pintada en la Sorbona, París era Prohibido prohibir, la libertad comienza con una prohibición. Pero la frasecita dio mucho para hablar y fue adoptada por el grupo para nombrar nuestra revista. La cosa tuvo aceptación entre el resto de los compañeros y así quedó hasta nuestros días.

De esta manera y como suele ocurrir con las buenas frases, el Prohibido prohibir de los estudiantes franceses de ‘68 viajó en tiempo y espacio hasta los estudiantes del Súyay de los ‘90 para alojarse no ya en los muros de París sino en el papel de nuestra revista que hacemos en Caballito.

Prof. Claudia Poncetta

Prohibido Prohibir
Música y Letra: Eladia Blázquez

No se puede prohibir, ni se puede negar
el derecho a vivir, la razón de soñar...
No se puede prohibir, el creer ni el crear,
ni la tierra excluir, ni la luna ocultar...
No se puede prohibir, ni una pisca de amor,
ni se puede eludir que retoñe la flor...
Ni del alma el vibrar, ni del pulso el latir,
ni la vida en su andar... No se puede prohibir.

No se puede prohibir, la elección de pensar
ni se puede impedir, la tormenta en el mar...
No se puede prohibir, que en un vuelo interior
un gorrión al partir, busque un cielo mejor...
No se puede prohibir, el impulso vital,
ni la gota de miel, ni el granito de sal...
Ni las ganas sin par, ni el deseo sin fin
de reír, de llorar, no se puede prohibir.

No se puede prohibir, el color tornasol
de la tarde al morir, en la puesta de sol.
No se puede prohibir, el afán de cantar,
ni el deber de decir lo que no hay que callar...
Sólo el hombre incapaz de entender, de sentir
ha logrado, al final, su grandeza prohibir,
y se niega el sabor y la simple verdad,
de vivir en amor y en total libertad...
Si tuviese el poder de poder decidir...
Dictaría una ley... ¡Es prohibido
prohibir!